26 de agosto de 2007

El gimnasio

Desde que volví de las vacaciones de verano, estoy por retomar el gimnasio. Cosa más odiosa! El compendio de excusas es interminable: "hace mucho calor", "hace mucho frío", "tengo que estudiar", "me duele la garganta", "llueve", "nieva" (ésta es nueva), "me cayeron visitas", "se me hizo tarde", "me robaron el carné", etc.
Pensando en eso, se me ocurrió una idea buenísima para acoplar al servicio del gimnasio, que es lo siguiente: pagando la cuota más un bonus, te brindan un servicio extra que consiste en un tipo que te va a buscar a tu casa a la fuerza, y se encarga de refutar cualquier excusa que le mandes para no ir. En casos más difíciles, en que el usuario intente esconderse en otros lugares que no sean su domicilio, se les inserta un microchip en la oreja, o en cualquier otro lado, así el forzudo lo va a buscar del cogote, donde sea que esté el indisciplinado.
Quizás, de esta manera, sea más fácil asistir a estos centros de tormento y no hacer como yo, que paga el pase libre para no ir nunca...

12 de agosto de 2007

De regreso! Salta: tercera vuelta

Quebrada de las Conchas, parte de los Valles Calchaquíes

La llama Talía, un personaje en la ruta.

Mercedes, artesana de La Caldera, mientras mateamos.

Coral, la niña de Mercedes, super revoltosa.

Parque Nacional de los Cardones. Detrás, el Nevado de Cachi
Folleto del Museo Arqueológico de Alta Montaña.


1 de agosto de 2007

Oración para aprender a amar

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;

Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;

Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.

Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;

Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;

Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.

Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;

Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;

Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.

Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;

Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;

Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.


Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

Madre Teresa de Calcuta