23 de febrero de 2009

Velas de noche

Espero que vuelva la luz como quien espera al Salvador. Que no me agarre dormida, pensé. Sade de fondo. Dulcinea en su salsa con los reflejos y sombras proyectadas aquí y allá. De mi ventana, cientos de luces lejanas me sonríen con sobrada ironía. Menos mal que no estaba viendo Lost...


“La cuadrilla de Edesur está yendo a solucionar el problema.” “OK, gracias”, dije, a pesar de mis serias sospechas de que el operador estaba faltando a la verdad.




Mientras tanto, leí hasta quedarme ciega. Cuando mi vista se acostumbró a la luz de las velas, sentí que volvía a vivir. Puse la radio a pilas y Bobby Flores me salvó la noche. Jugué con la cámara hasta que la batería también me abandonó. “Lo siento, adiós”, me dijo.

Al cabo de un rato, llamé otra vez al odiado ente. “Una cuadrilla está trabajando en la zona”. “Pasa que los vecinos de la cuadra tienen luz”, dije, con un tono de “¿Qué? ¿Acaso mi plata no vale?”.


En penumbras, tomé un par de tragos y me fui a dormir al compás del soul. Vinieron a mi mente recuerdos entrometidos, recuerdos de un par de personas que me han hecho reír. “Lo siento, adiós” me dijeron alguna vez.



19 de febrero de 2009

¡Felices 4!

De regalo, recibió una pelotita de plástico que mamá se chafó de una piñata anoche...
¡Feliz cumple!

11 de febrero de 2009

Insert coin

Les dejo un fragmento del relato vacacional de Mariano, un amigo. Fue extraído del texto titulado "Laboulaye". Fuerte denuncia al contrabando de monedas. Espero que lo disfruten como yo...


“Acomodé mis bolsos en un rincón, me senté en un cordón de la estación y miraba como la gente se iba a sus trabajos. Esos rostros cuajados que van sonámbulos, ya no porque sea la mañana que los levanta con apuro, sino por esa condición ambulante sin conciencia que yo comparto con ellos algunas mañanas. (…) Una señora corre con desesperación el colectivo que está a punto de salir, bamboleando su cartera y torciéndose los tobillos. Llega. No llega. No llegó. Y un bufido se le escapa con indignación. Ahora tendrá que quedarse en espera unos cuantos minutos más, que en ocasiones puede significar la tragedia del día, y no estar a punto en el trabajo para servirle el café al patrón. Las monedas que escasean. Dentro de un tiempo vamos a pagar todo con caramelos. El sueldo será remunerado con caramelos. Yo cancelaré mis deudas con caramelos. El pan lo compraré con caramelos. Iré al cine y abonaré mi entrada con caramelos. Las cervezas me costarán, aproximadamente, treinta y dos caramelos con veinte centavos de caramelo. Y mis pasajes para otro continente me costarán una fortuna de caramelos. Una locura dulce que amargará a los capitales. Los bancos dejarían de existir y las confiterías los remplazarían como casas de cambio. Las panaderías serían como bancos privados. Esos tendrán el privilegio de no trabajar los lunes, como acostumbra la tradición del gremio. Y ya de nada servirá comérselos porqué sería un derroche imperdonable. Éste síntoma de desorden en la economía podría extenderse por toda la región. Y por el continente. De golpe, el estado cancela la deuda con millares de cajas de bombones suizos. Cada nación tiene su dulce local. Me llevo una chequera de chocolate a cada lugar que visite. Y cambio unos cuantos churros de Buenos Aires por algunas frutas cristalizadas en México que me sirvan para costear mi estadía. En Rusia, una visita guiada al Kremlin me costaría una decena de vatrushkas (esa especie de empanada abierta con requesón dulce). Si me fuera a Madrid, el hotel me haría una oferta de media pensión con desayuno a tan solo veinte piononos el día. Una ganga irresistible. Una fianza en Ámsterdam me saldría no sé cuantos paquetes de caramelos de coco, que podrían ser menos si no hubiese sobornado a un oficial con unas bolsitas de almendras. Una delicia hecha realidad en este delicatessen capitalista que empalagará a todos en poco tiempo. Yo quiero tener un millón de amigos y que cada uno me regale un terrón de azúcar, y así ser el más excéntrico de todos los que van al hipódromo a apostarle, con golosa ambición, una fija a los caballos. Los diabéticos serán los desposeídos de este sistema, los despojados de todo. Andarán por la vida, como los frailes franciscanos, predicando que tanta golosina terminará por indigestar al mundo. Un disparate total. Y no está tan lejos. Todo empezó con el contrabando de monedas. La gente las usa para viajar y sacar sus boletos en los transportes públicos. De repente las monedas son tan necesarias como el aire. Y por cada honesto siempre hay dos picaros revoloteando. Los billetes desaparecen. Todo se paga con monedas. Y resulta que quien tiene el monopolio de ellas son las empresas de colectivos. Un negoción en puerta. Sus maquinas de boletos se alimentan de ellas. Si un pobre cristiano se queda sin moneditas, no viaja. Entonces el valor de los pasajes aumenta y el negocio crece más. La gente tiene que cambiar sus billetes por monedas. Pero éstas no están. El estado denuncia que hay un mercado negro. Los primeros acusados son las cadenas de mercado con asiáticos de todo género. Se vuelve un rumor que los coreanos secuestran el mineral y lo exportan. Otro disparate más grande que la casa rosada. Mientras tanto, un pasaje que debería costarte un peso, termina por alcanzar la suma de nueve o diez pesos. El trámite está en los kioscos. Uno se gasta un misero billete de cinco pesos para que le den de vuelto al menos dos monedas de un peso y así pagar el boleto del día rumbo al trabajo. Mientras, los prestidigitadores se vuelven buenos y tienen un trabajo. Vender monedas. ¿En donde las compran? Está clarísimo. En las empresas de transporte. Cajas y cajas de monedas de todos los colores van a parar a las arcas de unos pocos que ahora las comercian. ¿Y de qué manera? Vendiendo dulces. Se paran en las estaciones de colectivos y al grito desaforado de “¡¡hay moneda, hay moneda!!” se las ofrecen a los desesperados por viajar. Entonces, uno compra un alfajor -que te va a salir dos pesos cuando en un kiosco los venden a cincuenta centavos- y el vuelto, ahora si, te lo dan en monedas. Una confabulación asombrosa. Y no termina ahí. Por la misma escasez de estas moneditas, en los negocios cualquier vuelto ahora te lo dan con o dos tres caramelitos por que no tienen para dártelo con dinero. Y así uno va juntando caramelos y caramelos. Y se ve venir como va a terminar el asunto. Y ahora que la miro bien, esa señora no alcanzó el colectivo por que se dio cuenta que solo tenia confites en su billetera y se dio cuenta que no había porqué correr.

Copirrait: Mariano
Si no les gustó, pueden escribirle para hacérselo saber.
Música: quién mejor que ellos!

7 de febrero de 2009

El otro es el reflejo de uno mismo

Después de una enorme odisea por ayudar a una familia a salir de la calle, mi equipo de amigos cristianos y yo vivimos una gran desilusión. Logramos conseguirles un hogar donde podrían mantenerse unidos la mamá con sus dos chicos. Ya tenían amigos y llevaban una vida digna. Pasó poco más de una semana y volvieron a irse, influenciados negativamente por la mamá, de muy mal espíritu. Después de un día de nervios, hoy dimos una charla, para la cual escribí esta reflexión que ahora comparto con ustedes.

“A pesar del esfuerzo por ayudar, las cosas no siempre salen como uno quisiera, o como uno se las planea. Hay muchos factores en juego que pueden cambiar los acontecimientos. La necedad de algunos es uno de ellos. La negatividad de otros también pesa.

Sin embargo, estamos convencidas de que intentar ayudar, siempre es positivo. Siempre habrá alguien que se beneficiará. Jamás debemos analizar si tal o cual se merece nuestra ayuda y el esfuerzo que ello supone. No somos quienes para juzgar el destino de los demás, ni siquiera el nuestro.

Habrá quienes encuentren mil motivos para no tender una mano a quien la necesita.
En general estos motivos son:
· Que son desagradecidos,
· Que son maleducados,
· Que se fomenta la haraganería,
· Que no se cambia nada,
· Que no trabajan porque no quieren,
· Que siempre habrá pobres,
· Que están sucios,
· Que son inconcientes,
. Que son "cabezas",
· Que les gusta vivir en la pobreza,
· Que no aprecian lo que se les da,
· Que son pretenciosos,
· Que se merecen estar así.

Mil y un motivos para no ayudar.
Mil y un motivos que vienen al dedillo para quedarnos en casa, cómodos, y dejar todo como está, justificándonos y aliviando nuestra conciencia.

Pero hay un motivo más grande para ayudar siempre: es poder vernos en el otro.

Ver a Jesús en el otro (sea quién sea). Convertir lo que suponemos una utopía, en pura filantropía. Sólo así lograremos paras el último examen, porque para éste no hay ninguna justificación válida.

Resignarnos y no intentar es fracasar.

Justificarse para no cambiar es fracasar.

Intentar crear conciencia de amarnos unos a otros es VICTORIA.”


La Madre Teresa nos dice:

“Las personas son irrazonables, ilógicas y centradas en si mismas,

AMALAS DE TODAS MANERAS

Si haces el bien, te acusarán de tener motivos egoístas,

HAS EL BIEN DE TODAS MANERAS

Si tienes éxito ganarás falsos y verdaderos enemigos,

TEN EXITO DE TODAS MANERAS

El bien que hagas se olvidará mañana,

HAS EL BIEN DE TODAS MANERAS

La honestidad y la franqueza te hacen vulnerable,

SE HONESTO Y FRANCO DE TODAS MANERAS

Lo que te tomó años en construir puede ser destruido en una noche,

CONSTRUYE DE TODAS MANERAS

La gente de verdad necesita ayuda pero te podrían atacar si lo haces,

AYUDALES DE TODAS MANERAS

Dale al mundo lo mejor que tienes y te patearán en los dientes,

DALE AL MUNDO LO MEJOR QUE TIENES DE TODAS MANERAS.”
.
.
.
¡Gracias a Silvia y a mis compañeras de misión!

1 de febrero de 2009

CHURRO!

Actualización: Churro está en su nuevo hogar. Lo cuida una amiga hasta que exista alguna probabilidad de que la familia lo pueda tener en Castelar, aunque es un poquillo difícil. Gracias a Virginia por el aguante y la custodia de Churro (que se enamoró de su perrita Luna).