
Amo los pregones. Son cantos de lo cotidiano, son voces de la calle. Cada vez que pasa un vendedor por la puerta del laburo, salgo corriendo a asomarme y deleitarme los sentidos. Los hay de todo tipo:
-el popular "pescadooooooor",
-el huevero con su "traiga la fuente, señora, traiga la fuenteeeee. Llegó el huevero, señora, llegó el hueveroooooo. Hay huevo´blaaaanco, coloraaaado, fresco, de campooooo"
-el macetero, con su camioneta, invitando a la señora a que vaya a la esquina a ver macetas de terracota
-el escobero, con su incansable queja de que la gente es tan pobre que ya ni barre
-el chatarrero, vociferando vocablos difíciles de entender,
-Y el tan adorado afilador y su inconfundible chifle.
Un encanto! Espero que sobrevivan a la modernidad.