
Jueves 18-9: encontré una perrita tipo collie abandonada en la puerta de un banco, cerca del trabajo. Los vecinos me dijeron que la habían dejado hacía un par de días. Triste y sola, lloraba sentada en el mismo lugar en que la dejaron. No pude evitar agarrarla, viendo que era bebé y sufría. De regreso a la oficina, pasé por la veterinaria y le dieron su primera vacuna. También le compré el desparasitarlo y un collar amarillo. La llevé al trabajo y le asigné un lugarcito hasta ver qué hacía POR ella. Hice varios carteles y mi hermano le sacó unas fotos.
Viernes 19-9: me la traje al departamento. Dulcinea la recibió con asombro y alegría. Lara (así la nombré) recobró el ánimo y jugaron toda la tarde. Durmieron como troncos!

Sábado 20-9: Amaneció nublado y chispeando. Yo tenía que llevarla a la peatonal de Lomas para darla en adopción. Allí se junta la gente de las
protectoras San Francisco de Asís y San Nicolás. Deseé que soplara el viento y se despejara. Me fui con frío. Mi hermano me alcanzó hasta allá. La puse en una caja de cartón con un cartel: “Adoptame (tenencia responsable)”
Todos halagaron su belleza y tranquilidad pero se llevaban a los perritos de menor tamaño. Lara tiene dos meses pero va a ser grandecita, parece. Después de dos horas y pico, una señora y su hija Victoria, de unos 20 años, adoptaron a Lara. Buscaban una perrita para una casa grande con parque. Les tomé los datos y les entregué a la perrita, lagrimones de por medio. Sé que va a estar bien.
Después de oír varios comentarios de gente conocida, bastante desalentadores, al estilo de “qué ganas de joder con los animales”, “no la va a querer nadie”, “cómo vas a hacer con ese bicho!”, logré continuar con mi tarea, convencida que eso era lo que debía hacer y sabiendo que todo saldría bien. La historia se cambia con acciones productivas, no con lamentos! Otra tanta gente me dio ánimo y buenos deseos. Gracias a todos! Una acción tan pequeña pero de puro amor, menos complicada de lo que muchos creen, puede llenarte de hermosa emoción. Sólo hay que actuar con el corazón.
Sábado a la tarde: Al final, sopló el viento y salió el sol, como lo había deseado…

Feliz primavera!