10 de octubre de 2010

De humor y dulzura

Desde que estoy yendo a dar apoyo escolar al hogar de pibes en la estación de Lanús, he vivido momentos bellísimos y me han enseñado muchísimas cosas. Nos divertimos un montón y las anécdotas que tenemos ya son infinitas. Aquí trascribo las primeras de ellas, que las tenía en un cuaderno. (Los chicos que menciono tienen entre 14 y 16 años)

  • Mientras hacíamos las tareas, Ramón observó mi cartuchera de jean con una flor y hojitas. Le llamó la atención porque las hojitas parecían de marihuana y me reí contándole que las había bordado yo misma y me habían salido así. A lo que Ramón contestó: “Bueno, si algún día tengo una jija, te voy a agradecer que no le bordes nada…”
  • Una tarde en la que yo estaba algo molesta por un asunto personal (en el que siempre hay un hombre involucrado) les conté a los chicos lo que me había pasado y aproveché para aconsejarlos sobre cómo tratar a las chicas. Por ejemplo, no dejarlas plantadas en una cita. A lo que Ramón contesta: “Yo jamás le haría eso a una chica – y agrega – salvo que sea así como vos…”
  • Vivi, la encargada de la tarde, trajo un bolso con ropa para vender pero advirtió que no era ropa como para nosotras. ¿Es para bebés? pregunté. “No, es para chicas muy flaquitas” y empezó a mostrar minúsculas prendas que nos podrían llegar a encajar en las más utópicas de las imaginaciones. Víctor se acerca y observando una de las remeritas dice: “Disculpame, Vivi, pero a vos eso no te entra” Hace una pausa, me mira y agrega: “Y, Erica, sin ofender, a vos tampoco.”
  • En una de las consignas de Educación ciudadana o algo así, se analizaban los derechos del niño y la tarea era agregar algún derecho que no estuviese expresado en la ley. Yony se iluminó y dijo: “Derecho a amar”
  • Una tarde en la que yo estaba algo triste, llevé acrílicos y hojas para pintar y así aprovechaba para canalizar mi angustia. Los pibes dibujaron a Bob Esponja y yo hice unos círculos de colores furiosos con pinceladas violentas. Cuando les muestro mi dibujo, Luis comenta: “Aaaah, buenoooo, vos estás peor que nosotros!”