21 de mayo de 2009

Qué beios son

Leopoldo Benito Desmond ha sido aleccionado por Dulcinea, y se ha convertido en un verdadero engendro de la naturaleza...
Pero ella logró superar su carácter intratable y ya no ataca a la gente que entra a casa.
Algo es algo. Todo no se puede ¿vio?





























13 de mayo de 2009

9 de mayo de 2009

Dreams

Siempre me ha fascinado el mundo onírico. Recuerdo que a mis 13 años me compré un libro del señor Freud en el que explicaba supuestos significados de algunos sueños. No tengo muy en mente el contenido de ese ensayo, lo cierto es que me lo había comprado por absoluta curiosidad ya que recordaba casi todos los sueños. Muchos de ellos eran recurrentes imágenes de desastres climatológicos. Solía soñar con gigantescas olas que barrían con todo lo que había en las costas. Arrastraban objetos materiales y gente.

Con el tiempo, los contenidos de mis sueños empezaron a estar enteramente ligados a situaciones cotidianas que me provocaban ansiedad o angustia. A pesar de ello, la mayoría eran agradables. Salvo las olas gigantes, claro.

En los últimos años, los he tenido de gran contenido simbólico. También me han ayudado a resolver problemas y a comprender algunas cosas que, estando conciente, se me complicaban un poco. Tuve, también, algunos sueños premonitorios. Aparecían seres especiales dándome advertencias de situaciones que pasarían luego. En otros, era yo la que advertía a personas conocidas. También ayudé a gente y animales que habían sufrido accidentes.

Anoche tuve un sueño que, lejos de ser significativo, es algo (bastante) irrelevante pero que no deja de llamarme la atención. Soñé que tenía una gotera en la cañería de la cocina. Revisaba la canilla de la mesada y, en eso, se desprendía la bacha de acero inoxidable. La masilla que la sujetaba se había desquebrajado y hacía que se cayera la pileta. Yo pensaba: “Carajo, justo ahora que me tengo que mudar!”

Ahora, no sé muy bien a cuento de qué soñé semejante tontera. ¿Será un sueño que me advierta sobre el estado de ciertos artefactos domésticos? ¿O tendrá algún otro significado más elevado que yo no pueda interpretar aún? Agradecería amablemente sus comentarios sugerentes (y sueños recurrentes…)
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1 de mayo de 2009

TEMPO


De tanto en tanto me pasa. Tengo más cosas que hacer que tiempo disponible para ello. O al menos es la sensación. Cuello de botella, le dicen. Organizo todo lo que tengo que resolver y me canso de solo pensarlo (al mejor estilo del Linyera de Diógenes)

Me acelero tanto que me cuesta dormir. Luego, duermo mal. Luego, me levanto más cansada. Luego…

Pero tuve la fortuna, por llamarlo de alguna manera, de hablar con algunos amigos que hacía unos días que no veía, y también estaban cansados. “¿No me digas? ¿Qué te anda pasando?”, pregunté, inocente. La respuesta que recibí fue un huracán de situaciones caóticas y problemas dantescos, que me hicieron sentir tal como si me dieran la más dulce panacea. También me topé con personas atravesando, estóicamente, graves dificultades.

Me arrepiento de haberme quejado del cansancio, que no deja de ser una bendición. Resigno mis cosas en mente y me permito compartir con ellos sus momentos críticos. Ya no importa si duermo menos pues duermo mejor! Ya no me siento cansada; ahora, paradíjicamente, siento tranquilidad.

Recuerdo a la Madre Teresa, quien dice en una oración para aprender a amar:

“(…) Cuando no tenga tiempo, dame alguien que necesite mis minutos.
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona. (…)”